Las personas con el síndrome de acumulación compulsiva, de manera recurrente van adquiriendo objetos de manera indiscriminada, los cuales van acumulando con la consecuencia a largo plazo de la pérdida de los espacios de su vivienda, los cuales pasan a ser inutilizados de manera progresiva.

Para quien padece este trastorno la tenencia de las posesiones materiales va adquiriendo tal importancia que son ellas las que ocuparán los espacios que él mismo requiere para llevar una vida relativamente cómoda y normal dentro de su hogar.

Este síndrome, también conocido como acaparamiento compulsivo, es un trastorno que va avanzando de forma progresiva desde la adolescencia hasta la adultes, en la cual llega a su punto máximo.

Sobre su origen o los factores que ocasionan el Trastorno de Acumulación Compulsiva aún no existe ningún estudio concluyente.

Con respecto a las causas, se ha observado en diversos casos cómo el trastorno ha tomado fuerza en la vida del paciente posterior a sucesos de índole negativa en la vida del individuo. Otras teorías giran en torno a que puede tener raíces hereditarias o asociarse con otros trastornos como la Ansiedad, la Depresión o el Trastorno Obsesivo Compulsivo, sin embargo, el síndrome de acumulación compulsiva no es dependiente de estas patologías.

El Trastorno de Acumulación Compulsiva fue incluido recientemente en el DSM -5 ya que anteriormente era considerado como parte de un síntoma del Trastorno Obsesivo Compulsivo.

El trastorno de acumulación compulsiva se caracteriza por la dificultad permanente de descartar o desapegarse de posesiones, independientemente de su valor real. Como resultado, hay una acumulación de posesiones que congestionan y desordenan los espacios donde uno vive hasta tal punto que el propósito de estos espacios se encuentra sustancialmente comprometido. (1)

El tratamiento para este trastorno en muchas ocasiones se dificulta o no se aplica por un largo período de tiempo en vista de que muchos pacientes carecen de una conciencia de la enfermedad, a pesar del vuelco que ha dado su vida y de las insalubres condiciones en las que llegan a vivir dentro de su propia casa.

Por ende, el apego a los objetos que ha venido acumulando, así como la negación de que se padece del síndrome, obstaculizan la pronta acción de los especialistas. Sin embargo, en cuanto el sujeto es diagnosticado, se ha tratado este trastorno de manera exitosa por medio de la Psicoterapia y de la Terapia Cognitivo Conductual.

Los síntomas que describen al síndrome se desarrollan en torno a un extremo acaparamiento de todo tipo de objetos que no necesariamente representan un valor material o sentimental para el individuo, los cuales va adquiriendo por impulso y llegan a ocupar los lugares más insólitos de la casa.

Las personas con el síndrome de acumulación compulsiva tomarán como práctica recurrente la adquisición de todo tipo de productos que generalmente compran, los cuales irán depositando de forma permanente en todos los espacios de sus casas.

Una de las principales consecuencias de este hábito patológico, es el extremo desorden que a medida que pasa el tiempo va empeorando dentro de la casa del paciente, el cual conlleva a la pérdida de espacios necesarios para la persona como la cocina, la cama o el baño.

El paciente, lejos de buscar una solución que lleve a restablecer el orden de su hogar, se va adaptando a nuevos desafíos como dejar de cocinar en casa, bañarse fuera o dormir de manera incómoda más no considera viable deshacerse de los bienes adquiridos, y no porque ellos tengan un valor para la persona sino debido a que esa idea no la concibe.

El caos, por ende, llega a reinar dentro de ese hogar en el que en casos extremos ingresar suele ser toda una hazaña.

Para estas personas, el tener que renunciar a algunas de sus posesiones por más insignificantes y carentes de valor para el resto que parezcan es todo un desafío para el que no están preparadas.

El simple hecho de pensar en llevar a la basura, regalar o deshacerse de cualquiera de esos objetos que ha venido adquiriendo con el paso del tiempo le genera un gran angustia a estas personas, al punto de que prefieren vivir en medio del caos que desechar algo.

Por consiguiente, es casi imposible llegar a convencer a un individuo con el síndrome de acumulación compulsiva de deshacerse de sus objetos más preciados, que son todo un cúmulo de cosas que quizás ni utilice ni necesite. En estos casos se requiere de la terapia, así como el acompañamiento de un especialista que le haga entender que lo que ha venido haciendo va en contra de sí mismo.

Bien sea por ocultar sus amadas posesiones o por la angustia que le puede producir mantenerse lejos de estas, el acumulador compulsivo de manera progresiva va alejándose del resto para sumirse dentro de su fortaleza en la que reina el caos.

Suelen alejarse de familiares, amigos o vecinos y enemistarse con la persona que trate de ayudarles a poner orden dentro de su hogar. El acumulador compulsivo llegará a basar su vida en aquellos objetos que posee que son  un tesoro para él.

La energía de estas personas llega a ser una sola con sus objetos que por lo general son papeles, periódicos, alimentos, aun cuando se encuentren vencidos, atuendos que ya no utiliza, entre otros.

El acumulador compulsivo llega a poner su vida en riesgo de muchas maneras puesto que la imposibilidad de circular por la casa, así como la mala distribución de los objetos puede ocasionarle accidentes.

La poca movilidad en la que en muchas ocasiones queda inmerso, puede causar serias dificultades al momento de un incendio o de una emergencia, ya que no podrá evacuar con la rapidez requerida.

Por otra parte, la insalubridad con la que suelen rodearse, caracterizada por la falta de higiene del hogar o la acumulación de alimentos en mal estado puede traer como consecuencia severos problemas de salud.

Ante todo, “GNOSIS” significa “CONOCIMIENTO”. La palabra Gnosis entra también en la Ciencia Oficial: Diagnosis, por ejemplo, diagnóstico..., vean ustedes la Gnosis ahí, en la etimología. En todo caso, las corrientes gnósticas definidas conocen a fondo la Sexología.

Hoy en día, el sexo comienza a ser estudiado por algunos sabios con propósitos trascendentales. Desafortunadamente y en verdad, abunda mucho la pornografía, se desvía al sexo hacia actividades meramente sensuales.

El estudio del sexo desde el punto de vista de la energía sexual y la utilización que se le puede dar a esta energía son el fundamento de la sexología.

Existen tres tipos de sexo:

Sexo normal, infrasexo y Suprasexo.

Entiéndase como la actividad sexual conducente a la reproducción de la especie. Aquí encontramos las parejas que no tienen conflicto sexual, que disfrutan del goce sexual (algo legítimo del hombre); no existe el adulterio, hay amor entre ellos, se respetan, se quieren y de su unión íntima sin fornicación y amor, nace una nueva criatura para este mundo.

Encontramos a los diferentes seres humanos que tienen conflictos con la sexualidad, ya sea por odio o abuso de esta energía. Por ejemplo, los que odian el sexo (anacoretas, célibes que consideran el sexo algo impuro) y las personas o los hechos que atentan contra natura (violadores, masturbadores, exhibicionistas, pederastas; vasectomía, ligadura de trompas, abortos, zoofilia, necrofilia, relaciones sexuales orales y anales; anticonceptivos).

También son infrasexuales los que abusan del sexo, a saber: los donjuanes, los casanovas, los adúlteros, los que gustan de las fantasías sexuales y la pornografía, las personas ligadas al mundo de la prostitución y las que utilizan la belleza con objetivos seductores y malignos.

“El poeta griego Homero dijo: ‘más vale ser un mendigo sobre la Tierra y no un rey en el imperio de las sombras’. Este imperio es el mundo tenebroso de los infrasexuales” (Samael Aun Weor).

Es el sabio uso de la energía sexual, es la comprensión de los Misterios Alquímicos sexuales, la transmutación sexual, el despertar del Fuego Sagrado, el ascenso del Kundalini, la utilización del sexo con fines espirituales y trascendentales.

El Suprasexo es para los genios, para los hombres trascendentales, como los grandes músicos de antaño (Beethoven, Chopin, Liszt), los grandes artistas (Miguel Ángel Buonarroti, Leonardo da Vinci), los grandes poetas (Homero, Virgilio), los grandes filósofos (Sócrates, Platón), los grandes matemáticos (Pitágoras, Arquímedes). Ellos fueron Suprasexuales.

Con la sublimación sexual regeneramos las glándulas de secreción interna (gónadas, pineal, pituitaria, tiroides, paratiroides, etc.), las estimulamos para que produzcan más hormonas; se despiertan, entonces, facultades internas como telepatía, intuición, oído mágico, desdoblamiento astral.

Un Suprasexual desarrolla la clarividencia y las extrapercepciones; puede ver otras dimensiones y los seres que las habitan, goza de cuerpos superiores que le permiten investigar los misterios de la vida y de la muerte y conoce los grandes fenómenos cósmicos de la naturaleza.

Para mayor comprensión podemos entender cómo el hombre utiliza la energía sexual de los animales en su propio beneficio para ganar dinero, pero no sabe aprovechar su propia energía sexual para darse salud, vitalidad, conciencia; utiliza la energía de ciertos animales para transformarla en fuerza y vitalidad para sí mismo. Por ejemplo, los gallos de pelea, esos pequeños animales que pesan apenas gramos, son capaces de ganarles a otros de gallinero que pueden superarlos en peso al doble o el triple. ¿Por qué les ganan?

Porque nunca se cruzan con gallinas, entonces se mantienen fuertes con toda su energía sexual. Estos gallos están siempre amarrados a un palo, para que no se suelten y vayan a buscar a la hembra.

También vemos cómo los caballos de carrera están siempre alejados de las hembras, porque, cuando sienten una yegua en celo, desperdician energía sexual en la pesebrera y de este modo malogran su fuerza y vitalidad para la carrera, llegando a sudar incluso más que los caballos que no pierden sus energías. Nunca los utilizan para la reproducción, hasta que los retiran de las pistas.

Lo mismo en el caso de las yeguas, a fin de que no pierdan su vitalidad.

Otro ejemplo son los toros de lidia (corridas de toros), comunes en España, México y Perú. A estos toros se les llama de pura casta y son encerrados muy aparte de las vaquillas, ya que no pueden ni sentirlas en celo, de lo contrario, son capaces de brincar los cercos y lesionarse. El hombre hace castos a estos animales a la fuerza.

Cuando salen a la corrida van con toda su energía, lo cual permite al torero lucirse más. Lo primero que éste hace es tentar al toro con la capota para ver su fuerza. Si el toro dobla las rodillas y cae, se dice que al toro “le falta casta” (castidad), es decir, le falta fuerza en las patas delanteras. Esto se debe a que el ganadero le sacó energía seminal destinada a inseminación artificial, de manera que el animal no va a servir para que el torero se luzca.

Asimismo, a los deportistas los alejan de sus esposas antes de los eventos importantes, con el objetivo de que mantengan toda su vitalidad.

En el boxeo, todo buen entrenador le impone a su alumno una concentración de noventa días, para que no pierda sus energías sexuales y tenga más fuerza al golpear.

Todos estos son ejemplos como el hombre utiliza inconscientemente el potencial sexual para su beneficio profesional o económico.

Sin embargo, el que comprende conscientemente la importancia de su propia energía sexual, aprende a cuidarla y transmutarla, a sublimarla y a atesorarla para recuperar su fuerza, su vitalidad y despertar sus facultades internas.

No se trata, pues, de abstención sexual, sino, de aprender a sublimar esta energía y transformarla.

Así como el Maestro o Gurú aparece cuando el discípulo está preparado, de igual forma se hará presente la pareja cuando estemos preparados.

Al célibe o soltero le podemos decir: no desees una pareja, prepárate para recibirla.

Vivir no es solo existir, no solo reír o "entretenerse", "no aburrirse", no es solo estar en el mundo o pasar por este mundo.

Vivir es crear: crear una amistad, crear una familia, crear un grupo humano de labor, crear un cuadro, una escultura, una canción... crear es dejar salir ese don que llevamos dentro, ponerlo al servicio de la sociedad para construir un mundo lejos del mal, del odio, que destruye la creación. 

Como nos decía Antonio Machado:

Vivir es soñar, como los niños, dejar volar nuestros anhelos, nuestras esperanzas, nuestros sueños... accionar para hacerlos realidad. La esperanza le pertenece a la misma vida, es la vida misma que se defiende del sin sentido, de un camino sin rumbo, sin ilusiones. Decía George Sand: "Las decepciones nos matan y las esperanzas hacen vivir". No podemos perder la esperanza, "por muy larga que sea la tormenta, el sol vuelve a brillar entre las nubes". Por favor, que no durmamos sin soñar.

Vivir es gozar, saber descubrir el gozo de la vida es muy importante; gozar de los placeres que nos regala la vida: una mirada cariñosa, un abrazo apretado, una lectura relajante, un día de campo… no hace falta mucho para ser feliz, menos de lo que imaginamos.