Cuenco Tibetano
Los cuencos tibetanos son instrumentos de curación, sanación, relajación y meditación, ayudándonos a establecer una vibración saludable en todo nuestro organismo, tanto a nivel físico, mental o psicológico, emocional y espiritualmente.
Los cuencos tibetanos o cantores se convierten a día de hoy en una herramienta especialmente útil a la hora de practicar la relajación, la meditación o diversas técnicas de ejercicios como por ejemplo el yoga. También son conocidos con otros nombres: tazón cantador, tazón himalayo o rin gong.
- Ayuda a aliviar el estrés y reducir la ansiedad.
- Mejora la concentración, siendo útil para estudiantes o para la práctica de la relajación y la meditación.
- Equilibra los hemisferios cerebrales, estimulando la actividad de las ondas alfa.
- Ideal para conseguir una meditación más profunda.
- Ayuda a equilibrar y limpiar tanto los chakras como el aura.
- Mediante la vibración de la pituitaria o la hipófisis ayuda a equilibrar el sistema endocrino.
- Alivia los dolores de cabeza.
- Mejora la creatividad.
¿Cómo se utilizan los cuencos tibetanos?
Los cuencos tibetanos se utilizan golpeándolos o frotándolos con una baqueta, o sea, un instrumento de madera que puede encontrarse rodeado de materiales, como goma, silicona o algodón, los cuales impactarán en la clase de sonido que se genere.
¿Cómo hacer sonar el cuenco?
Empieza a hacer sonar el cuenco rozando la maza contra el borde exterior del cuenco. Este roce debe ser el resultado de una presión firme y a velocidad constante. Cuando el cuenco comienza a "cantar", puedes reducir la velocidad. El objetivo es conseguir un sonido claro y brillante.
Cómo usar los cuencos tibetanos para desbloquear los chakras
Ahora, sitúa el cuenco justamente a la altura de tu pecho, y comienza a frotar el mazo (vara) por los bordes de manera circular. De a poco empezarás a escuchar un sonido vibratorio que te ayudará a desbloquear los chakras.
¿Cómo sanar con cuencos?
La terapia con cuencos tibetanos utiliza el sonido para sanar nuestro organismo y aportarle numerosos beneficios. El paciente se tumba en una camilla con los ojos cerrados y a su alrededor se colocan los cuencos, que el terapeuta golpea y frota para llegar a producir una gama de sonidos armónica.
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