Satiriasis o Andromanía

by - miércoles, febrero 10, 2021

Se denomina satiriasis o andromanía al apetito sexual (con hipergenitalidad) exagerado y compulsivo del varón, (hipersexualidad) casi siempre como consecuencia de alguna patología cerebral de base.



El término viene del griego “satyros”, monstruos mitológicos de las florestas medio hombre y medio cabra (macho cabrío), considerado muy lascivo y lujurioso.

Los sátiros, son criaturas masculinas, que en la mitología griega acompañaban a Pan y Dionisos, vagando por bosques y montañas. En la mitología están a menudo relacionados con el apetito sexual, y los pintores de vasijas solían representarlos con erecciones perpetuas.

Se les representa de varias formas; la más común (y básicamente romana) es la de una criatura mitad hombre mitad carnero, con orejas puntiagudas y cuernos en la cabeza, abundante cabellera, una nariz chata, cola de cabra y un priapismo permanente. A menudo llevan pieles de animales, de pantera (atributo de por ejemplo: Dionisio).

Las representaciones romanas confundían a los sátiros con los faunos, quienes solían tener piernas de chivo. La confusión ha perdurado incluso en obras de arte contemporáneas, como el “fauno danzante” de Lequesne, que es más bien un sátiro.

Por otra parte, el dermatólogo berlinés Iwan Bloch (1872-1922) llamo andromanía a la hipersexualidad masculina o deseo desaforado por la práctica del sexo. Se trata de la versión masculina de la ninfomanía. Condición compulsiva en un hombre de tener relaciones con diferentes personas, de manera promiscua y sin estar enamorado. No equivale a gigoló (quien recibe una paga).
B. Ninfomanía

La ninfomanía (del griego nymphes) es un vocablo que expresa la insaciable necesidad coital (hipersexualidad) de algunas mujeres, como una “locura erótica” (hipergenitalidad) que suele esconder paradojalmente a una persona anorgásmica.

Por lo tanto, la ninfomanía es el “deseo violento e insaciable en la mujer de entregarse a la cópula”. Se entiende por “manía”, una preocupación sexual excesiva.

Es un apetito sexual exagerado de la mujer, el límite de lo normal no esta definido claramente, pero se puede decir que existe patología sexual si las preocupaciones sexuales tienden a dominar el pensamiento consciente aun después de que el acto sexual ha sido ejecutado. O si el sexo tiene una influencia tan dominante que interfiere con otros aspectos de la vida diaria del individuo.

La ninfomanía o deseo sexual aumentado y compulsivo de la copula en las mujeres, debe de diferenciarse de la “promiscuidad”, la cual implica un pensamiento deliberado hacia actos sexuales, con o sin deseo sexual o placer.

Este incontrolable apetito sexual (“libido insatiata” de Krafft-Ebing) fue durante mucho tiempo conocido vulgarmente como “fiebre o furor uterino”, término peyorativo totalmente abandonado por la sexología moderna

 Adicción al sexo

1. Concepto

La sexualidad forma parte natural del ser humano, pero cuando se convierte en una prioridad que interfiere en la vida diaria, en el trabajo, afecta a las relaciones personales y sociales y, además, causa ansiedad, estrés y arrepentimiento, entonces se convierte en un problema.

La adicción al sexo es un de las adicciones mas negadas en nuestra cultura. Muchas veces se racionaliza la conducta compulsiva sexual, especialmente la masculina, esperando con esto minimizarla o diluir el sufrimiento que se produce en una persona o una familia donde existe la adicción sexual.
Recordar que, no toda desviación sexual es una adicción, pero el uso del sexo como sustituto compulsivo de las relaciones convencionales, es un síntoma del desorden adictivo sexual.

La adicción sexual se manifiesta, tal como la hacen otras adicciones, a través de un patrón de descontrol en la conducta sexual, alternados con períodos de relativa calma.

La negación, racionalización, justificación y el sistema delusional completo, es decir, el conjunto de pensamientos adictivos que se complotan junto al cerebro primitivo para facilitar y conservar activo el proceso adictivo similar al de otras adicciones, forma parte del desorden.

El pensamiento obsesivo sexual y las fantasías sexuales que lo acompañan se hacen cada vez más necesarias para lidiar con los problemas de la vida diaria.

Los cambios en el estado de ánimo son frecuentes en el adicto sexual y esto hace cada vez más difícil la comunicación con los que lo rodean. Si se suma a esto la desconfianza creciente de parte de su familia por las constantes y repetidas decepciones hacen la convivencia muy dolorosa y tensionada.

La familia del adicto sexual sufre mucho por el impacto de esta adicción, especialmente las esposas y/o esposos de adictos o adictas sexuales y sus hijos, quienes muchas veces repiten la cadena de adicción en sus propias vidas adultas.

La adicción al sexo, es un trastorno de la personalidad, conocida como un estado hipersexualidad que se contempla cada vez más en la psicopatología.

No es común que alguien hable abiertamente de su adicción al sexo. Todas las adicciones suelen ser llevadas en secreto.

La adicción sexual es, en su forma más simple, una actividad sexual normal que se ha transformado en obsesiva, al punto que el comportamiento está fuera de control.

La adicción sexual está catalogada como un “proceso” de adicción. En un proceso de adicción, el sentimiento eufórico o estimulante proviene de químicos liberados en el cerebro, en lugar de fuentes externas. La mente gradualmente se acostumbra a la liberación de estos químicos y busca continuamente los recursos para lograr esa estimulación.

Esto podría provenir de la comida, la adrenalina de una competencia, colocarse en situaciones peligrosas, o por un estímulo sexual.

La adicción sexual puede tomar muchas formas, desde el uso de la pornografía y la masturbación hasta repetidas relaciones sexuales, contratar prostitutas y voyerismo.

En casos extremos, la adicción sexual puede involucrar asedio, violación e incluso asesinato, con todas sus implicancias médico legales.

Es probable que mucha gente lo tome a la ligera, cuando no con sorna, y más de uno piensa que quien más y quien menos son un poco adictos al sexo.

Todas las adicciones son nocivas, pero hay algunas más complejas que otras. A pesar de las dificultades y la lucha interior que conlleva, todos entienden que un alcohólico puede dejar el alcohol, o un ludópata el juego. Sin embargo un bulímico no puede dejar de comer, ni tampoco un adicto al sexo prescindir del mismo por completo. Técnicamente sí; pero sería como transitar de un extremo al otro del problema sin pasar por la solución.

Definición

Existe una controversia considerable en torno a cómo debería designarse este síndrome y sobre a qué categoría diagnóstica pertenece.

La compulsión/dependencia sexual se reconoce actualmente como un verdadero proceso adictivo que puede manifestarse mediante una amplia gama de comportamientos.

Aunque el DSM-IV TR no considera la adicción al sexo como una categoría diagnóstica, admite que puedan existir pacientes con malestar debido a un patrón de relaciones sexuales repetidas caracterizadas por sucesiones de amantes, que habitualmente constituyen solamente objetos para ser usados, y los clasifica con el código F52.9: Trastorno Sexual no Especificado.

Se cree que en el DSM-V, próximo a salir, se incluirá el síndrome, al que se lo denominaría “hipersexualidad”, como una variable más del “trastorno obsesivo-compulsivo”.

Así quienes padecen este TOC son incapaces de controlar sus pensamientos ni sus actos repetitivos, algo que ya sabían muy bien los afectados, que llevan esperando largo tiempo esta inclusión.

Por otra parte la CIE-10 clasifica como una categoría diagnóstica el Impulso sexual excesivo (F52.7) y lo relaciona con el final de la adolescencia o bien secundario a trastornos depresivos o a fases iniciales de la demencia.

Sin embargo no concreta criterios para su diagnóstico y no está claro si el término de dependencia al sexo puede estar incluido dentro de esta categoría o no.

Por lo pronto, y lejos de mezclar asuntos morales con criterios médicos (cada uno vive el sexo como quiere y puede), existe un límite donde, insistimos, el placer puede traer severos problemas.

Según el psiquiatra sevillano Luis Rojas Marcos (1943-): “Cualquier tipo de obsesión que interfiera en la capacidad de la persona para llevar una vida normal, que le perjudique en sus relaciones personales y laborales, es una patología”.

Por lo tanto, la adicción sexual se define como: “Conducta indefectiblemente compulsiva; tendencia involuntaria, irrefrenable, reiterativa e irreflexiva, dirigida a establecer un tipo de relación sexual estereotipada de la que queda una abrumante sensación de insatisfacción”.

Características de la Adicción al Sexo.

Entre las características más frecuentes de observan se encuentran:
  • Conducta sexual inapropiada fuera de control del sujeto.
  • Esta conducta tiene consecuencias serias de tipo médico, legal e interpersonal.
  • Comportamiento sexual persistente de alto riesgo o autodestructivo.
  • Intentos repetidos sin éxito para evitar o detener esta conducta sexual.
  • Necesidad de incrementar el número de actividades sexuales.
  • Cambios severos de humor relacionados con la actividad sexual (por ej. depresión y/o euforia).
  • Empleo de una cantidad de tiempo excesiva en la búsqueda de nuevas relaciones sexuales.
  • Interferencia negativa de esta conducta sexual en las actividades sociales ocupacionales o de ocio.
La característica más definitoria de la adicción al sexo se concreta en que la actividad sexual es excesiva, promiscua e incontrolada.

Suele ser característico de un comportamiento adictivo el necesitar llevar una “agenda oculta” o “doble vida”. Entonces cuando empiezan las mentiras, el convencerse de que todo está bajo control diciéndose: “Ésta es la última vez”, y las actitudes que muestran a los demás, para ocultar sus conductas.

Están los que mueren por la comida, la bebida, el juego, el tabaco, las drogas. También están los que no pueden vivir sin sexo.

Hablamos de “padecer”, porque la hipersexualidad (así como la obesidad, el alcoholismo y demás adicciones), termina siendo disfuncional y displacentera.

Se sabe que el famoso golfista Tiger Woods padece de esta adicción y como consecuencia de ello se internó dos meses invirtiendo más de 50.000 dólares en una de las mejores clínicas especializadas. Después de confesar sus reiteradas infidelidades y otros placeres, el astro del golf tuvo que cumplir con la rehabilitación que exige el sexo, cuando, por insaciable, el hombre pasa del cielo al peor de los infiernos.

4. Causas e hipótesis etiopatogénicas

La adicción al sexo es un trastorno que tiene diversas causas. Existen varias líneas de pensamiento acerca de este problema. Desde el punto de vista más psicodinámico se piensa que esta adicción es resultado de una historia de interrupciones y frustraciones en los pasos del aprendizaje del comportamiento sexual. Puede estar asociado con problemas relacionales en la infancia temprana, lo cual se vincula a sentimientos de vergüenza e inferioridad.

Los adictos sexuales, sufrieron situaciones sexuales traumáticas en los primeros ocho años de vida (abuso, maltrato, represión severa, hiperestimulación, etc.) En estos casos, la conformación del mapa erótico personal puede oscilar entre la hiposexualidad (generalmente encontrada en las mujeres) y la hipersexualidad (generalmente efectuada por los varones).

Se pensó que el conflicto sexual en edades tempranas podría ser un factor causal en el desarrollo del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) pero cuando se investigó la historia sexual individual, en el plano de la satisfacción sexual en el ajuste con vivencial se demostró que los individuos obsesivo-compulsivos no se diferencian de los grupos con trastorno depresivo o trastorno de pánico por una historia sexual particular.
5. Aspectos clínicos

Los varones con adicción al sexo poseen niveles muy altos de deseo sexual y con cierta frecuencia se asocian a actividad parafílica (exhibicionismo, voyerismo, etc.).

El deseo y la excitación que obtienen con las relaciones sexuales con la pareja habitual son usualmente bajos o inestables por lo que tienden a buscar nuevas parejas.

Es frecuente que los pacientes presenten empeoramiento de la conducta sexual anormal en periodos de estrés o ansiedad, depresión o disforia.

El sujeto típico suele ser un varón joven que manifiesta un comportamiento sexual promiscuo, compulsivo y con escaso control durante varios años asociado con angustia subjetiva y a deterioro en el funcionamiento interpersonal.
6. Diagnóstico

La compulsividad sexual se define como una falta (o ausencia) de control sobre este comportamiento sexual. Este concepto indirectamente implica un comportamiento auto-destructivo de quien lo padece debido a que sus acciones pueden parecer inexplicables.

Cuando una persona se preocupa en exceso con el sexo y continúa comprometiéndose en actividades sexuales compulsivas a pesar de las consecuencias adversas que puede conllevar (pérdida del matrimonio, trabajo, salud, libertad personal, etc.) se considera como un adicto al sexo.

Aunque no existen datos epidemiológicos definitivos parece ser más frecuente en varones y cuando aparece en mujeres se la suele denominar “ninfomanía”.

¿Cómo reconocer el límite entre el placer y la compulsión?

Los profesionales coinciden que tres instancias que se convierte en alarma.
Cuando las prácticas sexuales son prioridad e interfieren en la vida cotidiana.
Cuando se cree haber perdido el control sobre sus impulsos sexuales y sienta culpa o vergüenza.
Cuando el afectado utilice el sexo para superar o aliviar una carencia, de tal forma que lo practique compulsivamente no para estar bien, sino para estar mal.

La adicción se define por la compulsión de tener que desarrollar determinada acción, más allá de la propia voluntad.

La compulsión es un mecanismo psicológico que se diferencia del dejarse llevar por los impulsos.

El impulso nos habla de una vivencia placentera de la conducta realizada. La compulsión nos habla del displacer, de la imposición interna de hacer algo (comer, fumar, beber alcohol, tener encuentros sexuales, drogarse, etc.)

Esta conducta compulsiva es llevada adelante por el sujeto para calmar sentimientos negativos vividos como intolerables (ansiedad, angustia, miedo, baja autoestima, vacío, soledad, etc.)

La compulsión sexual puede manifestarse de diversas maneras en el individuo: masturbación, acoso, búsqueda constante de un compañero sexual, llevado a cabo con tal intensidad que en ella puede leerse la desesperación por la descarga.

La adicción sexual y la promiscuidad suelen ir de la mano. No hay selección, no hay real deseo, sólo hay necesidad de acallar un grito interno y cualquier cuerpo viene bien, por lo menos por un tiempo la persona cree estar en paz, hasta que el grito comienza nuevamente.
7. Tratamiento de adicción al sexo

El enfoque de tratamiento actual, prioriza la atención psicológica y farmacológica, en función de la duración, intensidad y grado de distorsión de la realidad que propinan los síntomas.

Los especialistas buscan con la psicoterapia los posibles desencadenantes de la dependencia y con las técnicas cognitivas-conductuales, controlar la conducta sexual del paciente.

El manejo de este trastorno es complejo y requiere manutención a largo plazo, como otras adicciones. Para ello, se reúnen las estrategias psicoterapéuticas, especialmente la terapia individual y otras intervenciones interdisciplinarias.

La meta terapéutica incluye abstinencia de conductas compulsivas; evitación de recaídas y desarrollo de conductas adaptativas dirigidas a la salud individual y familiar.

El reconocimiento de la adicción y de la voluntad de cambio, es importante aunque no suficiente, hay que buscar el apoyo de los profesionales y, sobre todo, de los grupos de ayuda que se basan, en este caso, en los conocidos doce pasos de “Alcohólicos anónimos” adaptados a la problemática sexual.

En los casos donde la hiperactividad sexual se asocia con otra patología psiquiátrica grave (esquizofrenia o trastornos afectivos mayores) se recomienda el ingreso a un centro asistencial donde un equipo interdisciplinario establezca el tipo de tratamiento, su modalidad, frecuencia, etc., del mismo sobre todo cuando puede existir riesgo de dañar a otras personas, así mismo o bien para el tratamiento de la patología asociada.

Los fármacos que son útiles en el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) como los ISRS, poseen una variable capacidad para provocar disminución del deseo sexual y alteraciones en la función orgásmica (retraso o anorgasmia) como efecto adverso en un gran número de pacientes (50-60%).

El uso de tratamiento hormonal puede ser útil en casos rebeldes o con actividad sexual delictiva.



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