Razones para no ser la Amante

by - lunes, enero 01, 2018

Él no va a dejar a su esposa por ti.

Por más que te diga que le hubiese gustado conocerte antes de casarse, no va a dejar a su esposa por ti.

Por más buen sexo que le des, no va a dejar a su esposa por ti.

Por más que te diga lo muy mal que se siente en casa, no va a dejar a su esposa por ti.

Porque él ya tiene algo seguro en casa. Tiene hijos y una mujer que, si bien, ya no la ama como antes, le sigue teniendo una gran estima por ser la madre de sus hijos. Y tú eres justamente lo que le falta para que él se sienta cómodo: Ser la amante es como poner la cereza sobre el pastel, sólo vuelve más delicioso el postre.

Al contrario de renegar por el hecho de que él tarde mucho en cumplir con la promesa de dejar a su familia, reflexiona:

¿Es acaso que, tan poco te haces valer que te resignas a unas migajas de cariño y afecto de alguien que jamás podrá estar disponible para ti?

¿Es que acaso 10 minutos de comunicación y felicidad con él, compensa horas y horas de angustia y de tristeza porque él no puede atender tus llamadas ya que se encuentra ocupado o con su familia?


Los mejores años de tu vida mientras eres la otra se te van pasando, linda. Y se pasan más rápido de lo que imaginas.

Tal vez cinco años de lucha porque ese hombre realmente sea tuyo, pudieron haber servido para conocer a otros 10 hombres que, si bien, la mayoría no te habría llamado la atención, al menos uno sí y éste tendría tiempo de sobra para estar contigo y vivirlo sin provocarte angustia o dolores de cabeza.

La Triste Verdad

Porque esa relación que tienes con ese hombre casado tan sólo te trae cosas negativas. Más allá de que la gente te va a mirar mal, tu auto-concepto, tu imagen personal se va derrumbando día a día.

Tal vez no te digas: “Que poco valgo como mujer para aceptar esto como amante“, pero tu inconsciente lo percibe así todos y cada uno de los días. Y se va volviendo una espiral negativa.

Además, las estadísticas tampoco están a tu favor. Sólo el 4% de los hombres que tienen una amante, terminan dejando a su esposa por estar con la otra.

Tú eres parte del 96% que estará esperando y desperdiciando su valioso tiempo en una ilusión que jamás se concretará.

Es momento de que te liberes y probablemente él te convenza de que ahora sí se decide. El problema es que, a partir de ahora, empezará tanto tu ruina como la de él.

Tu familia verá mal aquella relación. Los padres de él no querrán conocerte. La esposa de él seguramente, por venganza, le quitará parte de sus derechos que tiene como padre y ya no tendrás al hombre confiado y seductor de quien te enamoraste sino a alguien que se siente culpable de haber entrado a una relación contigo e infeliz porque extrañará a sus hijos.

No te mientas más: él no va a dejar a su esposa por ti. ¡Y qué bendición es que no lo haga! Porque gracias a esa experiencia empezarás a explorar lo que realmente vales y tendrás espacio y tiempo para dedicarte a conocer a otros hombres que puedan estar contigo y tenerte como la primera opción.

Porque no se trata de medir tu grado de atractivo porque un hombre importante, ocupado y esposo de una bella mujer quiera ahora estar contigo, ni que dependas de tal clase de atención, sino de que estando sola o en compañía sepas con total certeza que eres una gran mujer y que si alguien te prefiere sólo como la segunda opción, puede girar lentamente hacia la puerta e irse directamente a la M#%#%$… Poder decirle firmemente: “O me quieres completa… o sino nada!”

Dolerá saber que al final fueron varios años de lucha que se fueron directo al tacho de basura, pero al menos dejarás de engañarte. Te resistirás a la idea de volver a empezar de cero, quizás porque al estar enganchada a ese hombre, te olvidaste de tu círculo de amistades (o ya te daba vergüenza frecuentarlos), pero al menos ya tendrás tiempo y espacio para poder rehacer tu vida.

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