¿Casarse o vivir Juntos?
Un periodo de prueba pareciera ser el paso lógico antes de comprometernos permanentemente. Sin embargo, la sociología y las estadísticas nos muestran algo distinto.
Aquí te muestro por qué.
Por Maria Josie Hernandez Cabrera,
Lo que a simple vista parece una excelente idea (probar antes de comprometernos para toda la vida) la realidad la echa abajo: vivir en unión libre aumenta dramáticamente las posibilidades de un fracaso matrimonial.
Hace tiempo encontré un video simpático sobre cómo sería una ceremonia de dos personas que decidían vivir juntos. Ambos estaban en pijama, acomodados en una cama, frente a un juez que decía lo siguiente:
"Queridos amigos, estamos aquí reunidos para celebrar el compromiso de Mariana y Luis. Mariana y Luis, ustedes han escogido los votos de la cohabitación. Luis, por favor, repite después de mí:
"Yo, Luis, te tomo a ti, Mariana, como mi cohabitante (o sea, para que vivamos juntos), para tener relaciones íntimas y para hacerte responsable del pago de la mitad de los servicios a partir de este día y para siempre, o por el tiempo que funcione nuestra relación. Seré más o menos fiel a ti en la medida en que mis necesidades sean satisfechas, y en la medida en que no encuentre nada mejor que tú. Me comprometo a vivir contigo mientras esto funcione. Amén"
Y después de que ambos dicen sus votos, el juez anuncia: "Luis y Mariana, según este intercambio de votos, en la presencia de estos 'testigos', ahora los declaro... mmmmhhh... este... ¡que ya viven juntos!". Y en esta sátira, la cámara se mueve a un lado de la recámara y efectivamente pueden verse testigos e invitados (nada entusiasmados) y uno de ellos los felicita en un tono más bien de desencanto.
La realidad es que no hay ninguna felicidad extraordinaria en llevar a cabo la decisión de vivir juntos sin compromiso. No es para nada una historia de amor romántica y encantadora, llena de ilusiones, o por lo menos, una que dure mucho tiempo. En el caso de la convivencia, los socios se sientes libres y relajados.
Por lo anterior, comparto contigo cinco puntos importantes a considerar, basados en las charlas, artículos, libros y entrevistas del conferencista y autor Jason Evert, antes de tomar esta decisión tan relevante en tu vida:
1. Prueba de compatibilidad
Una de las razones que se esgrimen más frecuentemente para justificar la cohabitación es: "Saber si somos compatibles". Debemos entender una cosa: no hay nada más incompatible que un hombre y una mujer... ¡punto!
Los matrimonios exitosos nunca son el fruto solo de la compatibilidad, sino de la habilidad para superar y aceptar las características que los hacen diferentes. No se trata de encontrar a la persona perfecta, sino de amar a la persona imperfecta con la que decides casarte. Es una cuestión de adaptabilidad, esfuerzo, compromiso, etc.
2. Unión libre para después casarnos
Si aceptas vivir en unión libre con el propósito de casarte más adelante, tu pareja te está diciendo: "Si reúnes las condiciones para que te ame, mi amor por ti será incondicional. En este momento sólo eres una prueba".
La unión libre reemplaza un compromiso estable y permanente y lo vuelve un acuerdo sin valor que puede ser eliminado en cualquier momento, y en el que tienes mucho que perder. En cambio, un esposo el día de la boda nos dice: "Mi amor no tiene condiciones, es tuyo desde ahora y para siempre. No necesito periodo de prueba, te lo doy todo desde hoy".
3. Desde la perspectiva de la mujer
Siempre es difícil terminar una relación, pero es mucho más complicado cuando los novios ya han dormido juntos, o peor aún, cuando ya comparten el mismo techo. ¿Cómo terminar una relación en la que una mujer ha dado tanto de sí misma?
En términos generales, ella no quiere terminar con ese "noviazgo", quiere quedarse, quiere arreglar la situación, al precio que sea. El hombre, en cambio, funciona de forma diferente: vive con una chica pero mantiene los ojos abiertos para cuando aparezca "la chica de sus sueños". Si ésta nunca aparece, puede ser que se decida a casarse con su compañera actual (o sea, la segunda mejor opción).
4. Amor total
El problema con las relaciones íntimas prematrimoniales y la cohabitación es que los novios se dan demasiado poco.
El matrimonio es una bendición enorme porque es la unión de dos personas que se aman y llevan a cabo un proyecto de vida juntos, en un compromiso maduro y permanente frente a Dios. La única realidad que puede volver pleno el amor de pareja, ¡es el matrimonio!
5. Estadísticas y tendencias relacionadas con la cohabitación
El Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de Estados Unidos ha publicado los siguientes datos:
La unión libre retrasa la decisión del hombre a comprometerse, dado que hay disponibilidad de relaciones íntimas sin compromiso.
Las mujeres que vivieron en unión libre tienen más probabilidad de terminar divorciadas o separadas, que quienes no cohabitaron antes de casarse.
Las parejas no casadas tienen más probabilidades de separarse y menos probabilidades de reconciliarse después de la separación, que las parejas casadas.
Los que cohabitan tienen más probabilidades de experimentar la infidelidad que los matrimonios.
Menos de la mitad de las parejas que viven en unión libre llegan al matrimonio. De quienes se casan, la mayoría terminan divorciados dentro de los primeros quince años. De cada diez parejas que viven en unión libre, sólo tres tendrán matrimonios que duren más de una década.
Comparadas con las personas casadas, aquellas que cohabitan tienden a reportar niveles de depresión y alcoholismo más altos.
La mayoría de las madres que viven en unión libre nunca se casan con el padre de sus hijos.
En las familias donde los padres cohabitan, hay mayores índices de violencia y menores índices de escolaridad.
Como Dios manda
Después de todo, las abuelitas tenían razón: si hacemos las cosas como Dios manda (y lo comprueban la sociología y las estadísticas) tendremos matrimonios más felices y duraderos, ya que el amor en el compromiso construye en nosotros virtudes necesarias para edificar ese amor que dura toda la vida.
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