Los colores, dan vida y personalidad, pero cuando no están bien usados provocan reacciones inmediatas en algunos casos y residuales en otros. Todos los sistemas de medidas tienen su nombre, el del espectro visual se llama angstroms, donde se mide la longitud de la onda, y su alcance al cerebro.
Recuerden: tenemos una conciencia que juzga y un inconsciente que absorbe.
El color verde inconscientemente nos da protección: cuando hay una tormenta de piedra buscamos un árbol, en los días de mucho sol, para hacer un reparo ponemos una enredadera.
El verde en las paredes, estimula el crecimiento de los huesos, ayuda al hígado y el páncreas estimulando la secreción de bilis. El exceso de verde crea en el inconsciente, un idealismo infantil, “los otros tienen que decidir por nosotros”; hay un desarraigo en el realismo práctico. Si se utiliza adecuadamente se estimula el sistema nervioso sintiendo un estímulo.
El verde es un color maravilloso en los tonos del limón, manzana, verde seco e inglés. Una pared o una cortina de ese color estimula, refleja salud, crecimiento, energía.
El color rojo está tan de moda, tiene las variantes del naranja subido, el coral fuerte, y en todos los casos tiene que ir acompañado con un color neutro que lo apague o lo controle. El rojo es el fuego y la sangre, ideal para estimular la conversación y el entusiasmo. Ideal para las cocinas. En una parte del jardín también queda hermoso. No es aconsejable tener rojo en una pared de entrada o a un metro de la persona que ingresa a nuestra casa, es intimidante y predispone a la pelea.
El azul, turquesa y celeste son los colores menos utilizados y es el que más abunda en la naturaleza. El planeta tiene el 70% de agua, nosotros somos un 60 % agua y el agua es azul. El cielo es celeste, el mar turquesa. Todo lo que indique inmensidad es azul. Si hay un exceso de estos tonos, hay despreocupación, y un exceso de tranquilidad. Si se lo aplica en algunas paredes, llevan al relax, la creatividad y la tranquilidad. Incluir en nuestro hogar almohadones, acolchados, sillas, cuadros, muebles u objetos con esos matices, es agregar libertad, inmensidad, oxigeno. Al estar en el extremo opuesto al marrón, es el equilibrio perfecto, es el yin y yang en nuestro hogar. El agua es sinónimo de abundancia.
El marrón es el color más usado. Mesas y sillas, alacenas, marcos de cuadros, puertas y ventanas, etc., etc., etc. Además, lo combinan con el beige en toda su gama. Generalmente en las casas que abundan estas tonalidades, las personas son muy conservadoras y no toman riesgos en su vida. Siempre hay que tener presente a los demás integrantes de la casa, si hay niños o adolescentes, es conveniente incorporar colores fuertes o divertidos. El marrón y el beige, representan la tierra, y el exceso de tierra es aridez, todo lo contrario a la abundancia. Las aberturas blancas duplican la entrada de luz.
Hay que animarse a tener una pared con personalidad, un punto focal, algo que nos llame la atención, nuestros hijos y amigos lo notan y llenan de adjetivos calificativos buenos y alentadores, haciendo que el espacio se llene de energía y buena vibración.
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