Estando enfermos un “vas a estar bien” es el mejor bálsamo, lo creemos y nos aferramos para seguir mejorando cada día. El “¡Qué bien te ves!” es darle al otro un abrazo al alma inesperado, cambiándole la cara. Un “Eres mi héroe” pone un escudo protector hasta a la persona más débil, haciéndole ver lo valioso que es para nosotros.
Son palabras de amor. Son palabras que tienen que ser dichas con la mirada clara, directa y sincera ya que son sogas donde nos sujetamos y sostenemos entre todos, día a día.
Las palabras sencillas son las que salvan tanto al que las recibe como al que las dice, porque Todo Vuelve el Doble y cada pensamiento emitido hacia otra persona, es una brisa de bendiciones golpeando nuestra puerta.
Una palabra sencilla abraza, consuela y regenera el alma como las dicen las abuelas, o una madrina. A las personas más queridas Nunca le vamos a decir algo doloroso a propósito, no aceptamos que se sienta disminuida o vencida, Siempre le decimos lo importante que es, e intentamos por todos los medios hacerla sonreír buscándole la parte buena de su vida.
Ahora les pregunto ¿cuántas veces por día Nos tratamos así? ¿Cuántas veces Nos decimos lo importantes que somos para nosotros? ¿Cuántas veces Elegimos la comida sana, la caminata relajante, la compañía que nos hace reír? ¿Cuántas veces evitamos las peleas que nunca llevan a nada?
Muchos dicen “es difícil cambiar” y los entiendo, han llevado Una Vida Entera poniéndose en segundo, tercer y hasta cuarto lugar. Es difícil cambiar… ¿pero hasta cuándo? ¿Están dispuestas a seguir así eligiendo NO quererse, no tener tiempo, no tener ganas, no agradecer, no valorarse, no tener sonrisa, no elegir vivir? ¡Porque se les nota!.
Quiten los NO a cada afirmación, y lean nuevamente, van a encontrar palabras sencillas, llenas de empatía y energía para empezar a cambiar.
Palabras hermosas y sencillas como: “Tu podés harcelo solo, estoy cansada me haces un té, ven que te quiero abrazar un ratito”, son las que van a empoderar nuestra voz, y cada uno en el hogar va a encontrar su lugar.
Tengan presente que no puedo dar lo que no tengo. Puedo decir que amo, si primero me amo.
Las palabras son sogas sosteniéndonos en las tormentas o también sogas oprimiendo al cuello que nos ahogan día a día. Elegir palabras simples, siempre elegir.
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