Un Tiburón en mi vida. Historia Japonesa

Hay una historia japonesa, en donde se cuenta que cuando trasladaban a los peces koi de Oriente hacia el continente americano, los peces llegaban muertos. Por más precauciones que tomaban los encargados en el cuidado de esas criaturas, tan costosas y cautivantes, no lograban entender el motivo por el cual llegaban sin vida a destino.

Hasta que un día, a uno de ellos se les ocurrió colocar en el mismo estanque donde se transportaban, a un tiburón pequeño, cuidando que la apertura de su boca, no fuese lo suficientemente grande como para comérselos, pero sí que su apariencia fuese interpretada por los demás peces como una amenaza de vida. Respiren.

Entonces fue así, que los peces no pararon de moverse, escaparse, pensar nuevas estrategias de salida ante esa amenaza. La sola presencia de un estímulo que los moviera de su zona de paz y confort, los llevó a sostener la adrenalina del miedo, y VIVIR. Respiren.

Todos necesitamos a alguien que nos diga, que para vivir hay que MOVERSE. Seguramente el miedo nos va a acompañar en las decisiones a lo largo de nuestra vida, pero cuando SABEMOS y COMPRENDEMOS que el miedo tiene nombre, vamos a saber y comprender cómo enfrentarlo, haciéndolo nuestro aliado para tomar impulso desde él.

Todas tenemos miedo, y la reacción corporal como las palpitaciones, la transpiración en las manos, el ahogamiento en la garganta, el llanto, el desmereceros, es la manifestación de la adrenalina. Todo lo que tomamos en forma de remedios, lo tenemos dentro, y lo genera nuestro cuerpo CON NUESTROS PENSAMIENTOS y creencias. Un ejemplo: la serotonina, es la hormona de la felicidad, y no sabemos activarla y tomamos antidepresivos. Respiren.

Todas tenemos a alguien “tiburón”…una hija, una pareja, un compañero de trabajo, un familiar, que está en nuestra vida para MOVERNOS, para hacer un cambio en la comodidad o el estancamiento, y en ese sacudón, sentirnos VIVOS. Desde ahora, no lo voy a juzgar, lo voy a ver como un aliado. 

Mis lágrimas, mis frustraciones, mis miedos, mis enfermedades, están expuestas al tiburón, mi elección va a ser: moverme y llegar con vida o estar sin energía, y quedarme donde creo, estoy bien. Respiren y elijan. 

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