El copal no es un aroma cualquiera. Se ha utilizado por siglos en diferentes culturas al considerar que purifica el ambiente y aleja los malos espíritus, además de que se usa como agradecimiento u ofrenda en diferentes rituales y eventos religiosos principalmente de Semana Santa y Día de Muertos
Su resina es muy pesada y se encuentra entre las más apreciadas. También se le conoce como copal de penca o blanco. En Morelos su corteza hervida se bebe como agua de uso para tratar golpes internos, así como para aliviar los bronquios y hacer limpias.
Su humo, sin embargo, se usa como protección, limpieza del cuerpo y adivinación.
Copal blanco (Bursera bipinnata)
Su resina se usa como incienso y medicamento. Es el copal más usado a lo largo de México y América Central y se comercializa más allá de las áreas donde se produce, cada año antes del día de muertos este copal puro, fragante y exquisito se vende como “copal de penca” para su posterior distribución y comercialización en los mercados del país.
Almárciga (Bursera citronella)
Se presume que este nombre es una variante de almáciga que es sinónimo de goma o resina. La resina cristalizada se recolecta removiendo la punta de la rama que la produjo luego de ser perforada por un gorgojo, por lo que no se afecta la vitalidad del árbol.
Copal santo (Bursera copallifera)
Desde tiempos prehispánicos la principal región productora de copal santo ha sido la Mixteca. Su resina es muy pesada y se encuentra entre las más apreciadas. También se le conoce como copal de penca o blanco. En Morelos su corteza hervida se bebe como agua de uso para tratar golpes internos, así como para aliviar los bronquios y hacer limpia
Copalillo (Bursera glabrifolia)
Aunque se pueden usar otras especies, el copalillo es la madera preferida por los artesanos. La demanda de madera de copalillo comenzó a crecer a finales de la década de 1960 y alcanzó su auge 20 años después. La explotación redujo su abundancia en torno a los pueblos con mayor producción artesanal.
Linaloe (Bursera linanoe)
La referencia taxonómica más antigua de esta especie fue hecha por el botánico mexicano.
Su importancia cultural la revelan las múltiples variaciones para nombrarlo en el uso común: linanoé, inamé, inanué, olinalué, ulinalué y ulinoé. El linaloe tiene una distribución relativamente amplia pero sus requerimientos ecológicos son especiales: suelos derivados de rocas volcánicas con una exposición que les dé cierta protección del sol. Aunque alguna vez fueron abundantes, en ciertas regiones fueron sobreexplotados y hoy quedan pocos árboles. Las plantaciones y la reforestación han sido insuficientes para recuperar las poblaciones.
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