domingo, 17 de octubre de 2021

Cocinar con Las Ollas de Barro

Las ollas de barro tienen entre sus beneficios aportar nutrientes de la tierra a nuestros alimentos, concentrar su sabor, provenir de la tierra y formarse en manos artesanas, regular perfectamente la humedad y el calor de la cocción.
Cambiemos las ollas de aluminio, teflón que contaminan de metales nuestra comida. Anímate que es un camino de ida!!



CÓMO SE CURAN?

Se las unta con grasa o aceite por tres días seguidos. Por adentro y por afuera. El barro chupará la grasa o el aceite y se fortalecerá.

Si es la primera vez que la usas...

Eso sí, en este caso es bueno que sepas que para sacar el máximo partido a tu cazuela de barrio lo mejor es no usarla en placas de inducción (se podrían resquebrajar) y sí reservarla para el horno, las placas de gas o las vitrocerámicas. En este último caso es bueno emplear también una especie de soporte de metal entre la superficie donde se cocina y el recipiente para que ambas no se estropeen al estar en contacto. Además, lo más recomendable es usar fuegos que tengan un mayor diámetro que el de la cazuela que se vaya a emplear en este caso.

Consejos a los que se debe añadir alguno más previo, sobre todo cuando se use este recipiente por primera vez. Especialmente, si lo que quieres es mejorar su rendimiento:

Regla primordial, curar antes de usar. Es decir, cerrar los poros de barro que todavía están abiertos para evitar que incluso pueda romperse o explotar la primera vez. En este caso lo que se hace es dejarla en remojo durante unas ocho horas como mínimo y luego con una esponja retirar el resto de polvo. Un par de remedios caseros recomiendan, a continuación, restregar medio diente de ajo por la parte de la base externa de la cazuela o bien llenar la misma de agua con unos trozos de patata pelada y calentarla a unos 150ºC. Esto último también resulta eficaz para que el recipiente pierda el sabor terroso tan característico del material del que está hecho.

Es importante calentar la cazuela de poco en poco para que el calor vaya subiendo de forma gradual.
Es peligroso, ya que podría agrietarse, colocar directamente el recipiente sobre el fuego sin nada de alimento en su interior o con estos demasiado fríos o incluso congelados. El choque brusco de temperaturas podría ser fatal.

Y una vez que el plato se ha hecho casi por completo es bueno quitar el calor y dejar que termine de hacerse con la temperatura residual que queda y se mantiene en el barro.

Por último, cuando lleves a la mesa este tipo de recipientes conviene que pongas debajo un salvamanteles para evitar que pueda quemar la mesa o el mantel. Además, como se calienta en su totalidad tienes que tener especial cuidado al manipularla ya que tanto las asas como la tapa quemarán si la quieres coger de forma totalmente despreocupada.

Ya como consejo final, no la friegues hasta que no se haya enfriado del todo y lávala siempre sin usar estropajos o bayetas metálicas ya que podrían dañar la superficie. Tampoco se aconseja emplear detergentes u otro tipo de jabones para la vajilla; pueden quedar ciertos restos o sustancias que puedan traspasar dicho desagradable aroma a los alimentos posteriormente cocinados. Lo mejor entonces es echar mano del bicarbonato para dejar el barro reluciente y sin rastro de malos olores.

Tras este paso se seca correctamente y se guarda con la tapa al revés. Además de este gesto, conviene que coloques un paño o una servilleta entre la olla y esta última para que evitar que pueda entrar aire y aparezca moho.





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