Plantas para los Difuntos
Soy de la creencia de que a los “muertos” no hay que andar molestándolos. Por respeto, simplemente. Entiendo, que en esos mundos o en ese lugar, ellos están sumamente ocupados y que, desde luego, no están a nuestra disposición.
Existen también presencias no tan amables. Puede tratarse de personas que fallecieron y andan desubicadas porque no saben que murieron o porque no aceptan ese nuevo estado de ser. Pueden ser personas de dimensiones “inferiores” que andan atormentadas y, para llamar nuestra atención, provocan ciertos fenómenos o pueden ser simplemente espíritus malvados. Si una persona en vida fue dañina, es muy posible que al otro lado siga siéndolo. Advertir que un espíritu malvado en muy raras circunstancias puede hacernos daño físicamente, aunque sí psicológicamente.
En fin, resumiendo, diremos que las plantas son verdaderas aliadas para trabajar con los difuntos. Bien atrayéndolos en una circunstancia determinada, o para ayudarles en su tránsito o en circunstancias, no poco frecuentes, para ahuyentarlos. Aquí os doy unos ejemplos:
El Clavel es una flor muy ponderosa pues es exorcística. Si colocamos un ramo de claveles blancos en una casa donde queremos ahuyentar algún espíritu dañino, ahuyentará esas molestias. El ramo ha de reemplazarse cada vez que las flores se ponen feas.
Tejo. Es un árbol asociado en la mitología germánica con la muerte y la adivinación. Se usa en Brujería del cerco para los trabajos con muertos, para solicitarles ayuda o consejo. Se emplea como sahumerio. ¡Pero ojo! Del tejo solo se puede utilizar la parte carnosa que rodea a la semilla o arilo. ¡El resto es extremadamente venenoso! Recomiendo que antes de emplear las plantas, hagáis algún curso o compréis algún libro para aprender el uso mágico de las mismas. Recomiendo también hacer cursos de Fitoterapia o que adquiráis algún libro.
El Espino blanco repele espíritus maléficos y al hacerlo abre la puerta a espíritus bondadosos, de hecho es un árbol asociado al folklore de las Fae, los Espíritus de la naturaleza. La presencia de un espino blanco junto a la casa, previene la entrada de espíritus indeseables. Si encuentras ramas caídas de un espino, considéralo un regalo que te hacen las Fae y guárdalo con cuidado.
Para evitar encantamientos en casa, planta judías. En otros lugares son conocidas como habichuelas, también como frijoles o alubias. Tanto la judía como la planta emiten una especie de melodía inaudible a nuestros oídos que ayuda a los muertos a seguir su camino. Cuando cruzas el cerco, puedes escuchar tan extraña canción.
Hinojo. Se utiliza para echar a los espíritus que rondan por nuestra casa. Coloca unas ramitas de hinojo en las cerraduras de las puertas y evitarás que éstos entren en casa o en una habitación. Eso sí, se recomienda que si el espíritu está ya dentro, mejor utilizar otra planta pues el hinojo puede atraparlos dentro. Establece una fuerte barrera que evita el paso de determinadas entidades.
Si vivimos en un lugar rodeado de pinos, probablemente sea el lugar menos visitado por fantasmas. Cuenta el folklore que, en general, a los espíritus no les gusta nada ese árbol.
Si un espíritu molesto ronda tu casa, es fabuloso colgar en cada esquina ramitas de aliso. Eso sí, en cuanto se sequen, debemos sustituirlas por otras nuevas.
Puedes hacer una infusión de alcanfor y menta y después fumigar las estancias de la casa que veas más problemáticas. Puedes hacer esta fumigación mágica durante nueve días consecutivos o bien utilizar otro número místico que resulte simbólico.
Son pequeñas recetas de andar por casa, recogidas por el folklore tradicional que nos muestran como las plantas son nuestras mayores aliadas para casi todo.
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