domingo, 14 de marzo de 2021

Si las personas esperáramos por la muerte, tal vez procuraríamos vivir mejor...



Las 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗺𝗼𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀 y queda todo ahí, los planes a largo plazo, las tareas de casa, las deudas con el banco, las parcelas, las joyas, el coche nuevo que compramos para tener estatus.

Las 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗺𝗼𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀 sin siquiera guardar la comida en el refrigerador, todo se pudre, la ropa se queda colgada o puesta en su lugar.

Las 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗺𝗼𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀 y se disuelve toda la importancia que pensábamos que teníamos, la vida continúa, las personas superan nuestra ausencia y siguen sus rutinas normalmente.

Las 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗺𝗼𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀 y todos los grandes problemas que creíamos que teníamos se transforman en un inmenso vacío. Los problemas viven dentro de nosotros. Las cosas tienen la energía que ponemos en ellas y ejercen sobre las personas, la influencia que permitimos.

Las 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗺𝗼𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀 y el mundo sigue siendo caótico, como si nuestra presencia o ausencia no hiciera la menor diferencia. En realidad, no lo hace. Somos pequeños, pero prepotentes. Vivimos olvidando que la muerte siempre está al acecho.

Las 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗺𝗼𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀, pues así es, un parpadeo y al otro ya estamos muertos. El perro es donado y se aferra a los nuevos dueños, los viudos se casan nuevamente, andan de la mano, van al cine, se divierten y te olvidan.

Las 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗺𝗼𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀 y somos rápidamente reemplazados en el puesto que ocupábamos en la empresa. Las cosas que ni siquiera usamos, son donadas, algunas tiradas a la basura. Cuando menos esperamos, las 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗺𝗼𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀. 

Por otra parte, ¿quién espera morir?

Si las personas esperáramos por la muerte, tal vez procuraríamos vivir mejor, tal vez usaríamos nuestra mejor ropa hoy, usaríamos nuestro mejor perfume, viajaríamos hoy, comiéramos el postre antes del almuerzo, tal vez esperáramos menos de los demás. Si las personas esperáramos por la muerte, tal vez perdonaríamos más, reiríamos más, apreciaríamos más la naturaleza, tal vez valoraríamos más al tiempo y menos al dinero.

Si las personas tuviéramos conciencia de que podemos partir de este mundo en cualquier momento, tal vez entenderíamos que no vale la pena entristecerse con las cosas banales, quizá escucharíamos más música y bailaríamos aun cuando no lo sepamos hacerlo bien.

El tiempo vuela...

A partir del momento en que las personas nacemos comienza el viaje veloz con destino al fin, y aún hay quienes vivimos con prisa sin darnos el regalo de percibir que cada día más es un día menos, porque las 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗺𝗼𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀 todo el tiempo, poco a poco y un poco más cada segundo que pasa.

Respondamos para nosotros, la pregunta:

¿𝙌𝙪é 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙢𝙤𝙨 𝙝𝙖𝙘𝙞𝙚𝙣𝙙𝙤 𝙘𝙤𝙣 𝙚𝙡 𝙥𝙤𝙘𝙤 𝙩𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙣𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙚𝙙𝙖?



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