Revisarle el celular, publicar mensajes reveladores en las redes sociales o hacerle una escena de novela delante de los amigos. Ésos son algunas de las tantas consecuencias indeseadas de los ataques de ira después de un encontronazo.
Rabia, ira, angustia.
El cóctel de emociones que experimentamos después de una pelea con nuestra pareja es variada y puede ser fuente de grandes dolores de cabeza. Es que cuando estamos “narcotizadas” por el enojo somos capaces de cometer acciones que nos dejan expuestas, vulnerables y con ganas de salir eyectadas del mundo. Acá, una lista de esos temibles errores, fruto de la resaca iracunda, que deberíamos evitar.
Escena de novela.
Eso de llorar, patalear y gritar no funciona. Es probable que las novelas muestren lo contrario, pero en la vida real esto no suele dar buenos frutos. Y menos que menos si hay testigos presentes. Así que olvídate de hacerle una escena, delante de sus amigos o en privado, donde le enumeras, con detalle, todas las razones por las cuales él debería estar agradecido de estar con una gran mujer como vos. Dejá que te baje la ira y, más relajados y con café de por medio, trata de tener una conversación adulta con él. No sólo será más efectivo sino que te hará sentir mejor. Nadie se siente bien cumpliendo el rol de mujer desquiciada.
Escribir mensajes llenos de reclamos.
Haces una catarata de críticas donde le recuerdas desde el primer hasta el último error que, según vos, cometió en la relación. Arremetes, contra todos y todo. No se salva ni el amigo que alguna vez fue con ustedes al cine porque se sentía solo, ni esa maldita costumbre que tiene de dejar los zapatos tirados en el comedor. Todo parece terrible visto con la lupa de la ira, por eso, en momentos como ésos es mejor callar. Llamate a silencio, cuenta hasta diez o date un buen baño de inmersión. Vas a ver que, después de un rato, ninguna de esas cosas resulta tan terrible.
Descarga en las redes sociales.
Escribir frases de mujer despechada en Twitter o Facebook no es buena idea. No sólo repelen a casi cualquier mortal sino que, además, tu chico tomará debida nota del asunto y eso te dejará en desventaja. Si tenías argumentos para estar enojada, este tipo de actitudes sólo logrará que esos motivos pierdan peso. Porque, a la hora de la discusión, él podrá sacar a colación tu necesidad de sacar los trapitos al sol y eso, claramente, será una gran forma de desviar la atención hacia los verdaderos motivos del enojo. Antes de descargarte en el mundo cibernético, córtate los dedos (al menos virtualmente).
Controlar el WhatsApp.
¿Cuándo fue la última vez que se conectó? ¿Por qué no me mandó un mensaje todavía? ¿Con quién habrá hablado a esa hora de la madrugada? Son todas preguntas que, seguramente, alguna vez pasaron por tu cabecita. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Todas, alguna vez, nos quedamos pendientes de la última hora de conexión del susodicho y comenzamos a inventarnos posibles explicaciones para su ausencia o presencia en ese mundo de la mensajería (casi) instantánea. No es sano y envenena. Porque después de acumular miles de hipótesis sólo vas a querer lanzarte al muchacho cual leona enjaulada. Glenn Close en Atracción Fatal va a quedar un poroto al lado tuyo. Mejor meté el celular en el freezer hasta que te liberes del ataque persecutorio.
La paranoia.
No pasaron dos horas desde “la gran discusión” y vos ya les estás encargando a todas tus amigas que lo traten de buscar en Tinder, Match.com o cualquiera de esos sitios para citas virtuales. Es que vos estás segura que el muy turro está dando vueltas por ahí, en busca de alguien mejor que vos y lo querés agarrar “in fragantti”. ¿Es necesario? Mejor invertir ese tiempo en salir a recorrer la ciudad, o en ir a ver algún espectáculo de stand up para ahogar las penas en alegrías. De última, si en un par de días todavía no lograron llegar a un acuerdo, quizás puedas visitar vos esos portales de encuentros pero no para rastrearlo a él sino, más bien, para buscar un reemplazo.
Revisar su celular.
Esperar que se vaya al baño o aprovechar cualquier otro descuido de él para investigar su teléfono es una de las ideas más recurrentes cuando estamos en modo “enojo”. También se suele hacer en otras ocasiones, pero cuando una está presa del odio estas pesquisas se vuelven más obsesivas porque queremos encontrar en el afuera el motivo de nuestros males. “Si nos peleamos tanto seguramente es porque está con otra que le llena la cabeza”. No sabemos si es así, y revisar su celular tampoco es la manera ideal de enterarse. ¿Mira si te engancha apretando botoncitos y echando humo por la cabeza? Es triste. Te deja en el quinto subsuelo y encima no sabes si vas a encontrar algún motivo que permita dejar en segundo plano esa actitud entrometida. Porque si no descubrís nada para inculparlo, vas a quedar como una loca celosa y encima vas a haber generado un nuevo motivo de pelea. Y si llegaras a enterarte de algo que no es lo suficientemente claro sólo vas a haber logrado alentar tu paranoia.
Publicar fotos de falsa felicidad.
Eso de subir imágenes a las redes sociales fotos donde aparecemos sonrientes, y abrazadas a flacos en un boliche no es exactamente una gran idea. En primer lugar, el muchacho en cuestión puede darse cuenta de que esas publicaciones sólo buscan generar sus celos y eso te pone en un lugar patético. Por otra parte, es posible que él crea que realmente lo olvidaste y entonces decida no acercarse más a vos para buscar una reconciliación. ¿Sabes la cantidad de parejas que se arruinaron por jugar al teléfono descompuesto? Es tentador hacerse la linda y superada, lo sé, pero es un arma de doble filo. Si bien alguno puede sentir que tiene que salir, cual correcaminos en apuros, a recuperar a su amada antes de que se “la arrebaten”, también hay muchos que se sentirán inhibidos y se irán por completo.
Contarles todo a “las chicas”.
Ojo con quiénes son esas chicas. Es mejor que optes por descargarte con una amiga de confianza y no con toda mujer que te cruces en el camino. Además de ser imprudente puede ser inconveniente. Es que si relatas, con enojo, todas las cosas que te molestan de ese “maldito tipo”, sabes que es muy posible que ellas te metan fichas en contra de tu chico y hay que ver si quieres cargarte con más negatividad cuando ya estás llena de odio. Quizás es mejor serenarse y hablar manteniendo cierta distancia prudencial con tu irritación. Acuérdate que la ira enceguece. Además, si te la pasas contando absolutamente todo lo que te molesta de él, ellas van a ir armando un archivo con toda esa data y cada vez que te quejes van a sacar a relucir la lista de errores de tu muchacho, casi invitándote a que tomes una decisión. ¿Realmente quieres sufrir esa clase de presión?
Como consejo general, creo que, si bien nos peleamos con nuestra pareja es mejor dejar que el tiempo y la distancia nos permitan ver las cosas con otra perspectiva. Durante ese tiempo de introspección, conviene mantenerse alejada de las redes sociales, los teléfonos y las influencias negativas. Es mejor ponerse en modo zen y dejar que las cosas fluyan, sin ahogarnos.
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