A todos nos pasa a menudo. Cuando viajamos en metro, tren o autobús, dejamos la mirada colgada en un punto de la ventanilla y nuestra mente se escapa. No vamos a ningún sitio, sino que nos quedamos alojados en los subterfugios de nuestra mente durante un buen rato. Al poco, cuando llegamos a nuestra parada, nos despertamos desconcertados. Es como si acabáramos de salir de un trance.
La hipnosis tiene muchas similitudes con este estado. Es desconectar de la realidad para descender al sótano de nuestra mente. Y lo que hacemos durante esos momentos, puede tener sin duda un gran impacto en nuestra vida. Podemos tomar decisiones, aclarar prioridades, enfocar deseos y hasta mejorar nuestro estado de ánimo. Nos autohipnotizamos varias veces al día sin darnos cuenta.
Por otro lado, un aspecto curioso en el que no deparamos demasiado es en el siguiente. Muchas de las cosas que realizamos de forma consciente las impulsa nuestro inconsciente. Nuestros gustos, la forma en que reaccionamos ante ciertas circunstancias, nuestras inclinaciones, etc. son productos de ese sustrato inconsciente donde se contienen nuestras experiencias pasadas, la propia personalidad, nuestros instintos y automatismos, orquestando gran parte de lo que hacemos a lo largo de nuestras jornadas.
Por tanto, la autohipnosis tiene como finalidad asumir un mayor control de nuestro universo inconsciente para programarlo. Buscamos reorientar ese escenario no consciente para que nos permita generar cambios de conducta.
Técnicas para Practicar la Autohipnosis
Para algunas personas la mejor opción a la hora de practicar una adecuada hipnosis será sin duda entrenarse con un buen profesional. En caso de no tener tiempo, acceso o recursos económicos para recibir esta interesante formación, nos pueden ser de utilidad estas estrategias. La clave está en ser persistentes, poner voluntad y practicar a diario estos ejercicios.
Visualización
Para practicar la autohipnosis podemos disponer de nuestro estímulo de referencia: la luz de una lámpara, una lámina, un cristal o incluso un escenario creado por nuestra imaginación. Debe ser un refugio mental o un punto visual desde en el que trascender hacia dentro, hacia nuestra mente. Lo que haremos en primer lugar es poner nuestra mirada en ese estímulo y relajarnos. De las sensaciones físicas pasaremos a las mentales, hacia la relajación, la calma, el equilibrio.
Una vez alcancemos esa relajación profunda, nos repetiremos una serie de declaraciones positivas. Iniciaremos un diálogo interno donde verbalizar aquello que deseamos lograr. Por ejemplo: “voy a dejar de tener miedo a hablar en público”, “voy a estresarme menos”, “voy a encontrar a una buena pareja”… etc.
Fijación
La autohipnosis también puede conseguirse colocando la mirada en un punto que quede por encima de nuestros ojos. Basta con situar la atención en ese punto para generar poco a poco un ligero desenfoque. Así, nos sumiremos en ese trance relajado donde concentrarnos en nuestra respiración.
Una vez ahí, iniciaremos de nuevo la declaración de propósitos positivos: voy a conseguir, quiero qué, voy a lograr, estoy enfocado en…
Respiración
Otra estrategia sencilla para favorecer la autohipnosis es controlar nuestra respiración. Para ello haremos lo siguiente:
Buscaremos un lugar tranquilo. Es escenario será el que utilicemos siempre para favorecer la autohipnosis. Nuestra mente debe asociar ese sofá, ese rincón del la terraza, de la habitación, etc. como ese refugio donde nuestra mente puede relajarse para descender al subconsciente.
Una vez hayamos elegido el lugar, empezaremos a controlar nuestra respiración mediante las siguientes pautas: inspirar, retener, exhalar, vacío.
Lo ideal es repetir este ciclo entre 5 y 6 veces. Seguidamente, nos quedaremos suspendidos en ese vacío relajante, en esa nada llena de posibilidades donde hablar con nuestro subconsciente y programarlo. Una vez más le indicaremos nuestros propósitos, nuestros deseos (siempre en positivo).
Para concluir, es muy posible que estas sencillas técnicas nos recuerden a simples estrategias de relajación tan comunes en la meditación. Ahora bien, uno de los propósitos de la autohipnosis, más generar descanso o mejor atención en el aquí y ahora, es cambiar conductas, pensamientos y estados de ánimo.
El propósito de la autohipnosis como herramienta terapéutica es reemplazar declaraciones negativas por otras más positivas. Más que un ejercicio de relajación es un entrenamiento y como tal deberemos repetir estos ejercicios entre cuatro y cinco veces al día durante 5 minutos. Necesitamos ser constantes y directivos. Nadie cambia el estilo de sus pensamientos inconscientes de un día para otro; necesitamos ser perseverantes y confiar en el poder de nuestra mente.
Los cambios llegarán antes de lo que pensamos.
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