El jardín zen es un tipo de jardín en seco que tiene su origen en Japón. Su composición es muy sencilla, ya que se basa en dos elementos al alcance de todos: arena y piedras. Su principal objetivo es aumentar y favorecer la serenidad interior y reducir el estrés a través de su belleza y elegancia.
La palabra zen por sí misma significa meditación. Es por ello que, un jardín zen; es un espacio para la meditación, tanto para el que lo trabaja, como para aquel que lo contempla.
Estos pequeños espacios que se arman dentro de una caja de “arena”; son utilizados por muchas personas a lo largo de oriente y occidente. Y es que arar el jardín zen, descubrir y desentrañar sus formas o; simplemente admirarlo.
Todo es suficiente para entrar en contacto con nuestro yo interior y así nutrir nuestro espíritu. Si quieres crecer como persona y llevar tu conciencia a nuevo nivel; todo mientras embelleces y cuidas tu hogar Hoy te enseñaremos cómo armar correctamente tu jardín zen en miniatura.
Elementos del Jardín Zen
Estamos hablando de tierra, fuego, madera y agua; específicamente. No obstante, en un jardín zen miniatura suelen obviarse el elemento madera y el fuego.
Fuego y Agua
Aunque existen muchas opiniones encontradas sobre si se debe incluir o no el elemento fuego en un jardín zen; lo cierto es que en la cultura oriental, que es la que más tiempo lleva con esta tradición, sí lo implementan.
Y es que el fuego no solo se refleja en las llamas, sino en la arena misma. Sin embargo, la arena también se convierte en agua al momento de contar una historia; que es lo que se busca desde un principio al crear el jardín zen.
Tierra
Estabilidad y equilibrio. Este elemento lo dan las rocas que se colocan en el jardín zen miniatura. Siempre deben ser tres o, tres grupos; pero su finalidad es formar un triángulo. Aunque no se trate de un triángulo simétrico, siempre se requieren los tres vértices.
Madera
Si el espacio que dispones para construir tu jardín zen en miniatura te lo permite; no dudes en incluir un tronco. Similar a los troncos de raíz roja que se utilizan en las peceras u otro tronco ideal para este tipo de decoración.
Rastrillo
El rastrillo de cuatro dientes es el más común al momento de construir un jardín zen en miniatura. Este tiene dos funciones, nivelar la arena del jardín y; la más importante, dibujar las ondas.
Las ondas en la arena del jardín zen representan el agua. Ya sea en círculos en torno a las piedras o, formas intrincadas que se entrelazan entre sí; el acto de dibujar las ondas en el jardín, es la actividad que se realiza con el fin de obtener paz. Ya sea el sonido o la misma acción de rastrillar lo que te tranquilice; nunca puede faltar el rastrillo de cuatro dientes.
Lo primero que necesitarás, además de los elementos antes listados; es una caja para contener la arena.
Aunque muchas personas utilizan bandejas de madera o aluminio que tenían guardadas sin utilizar; lo ideal es que la arena tenga 5 centímetros de profundidad, muchas veces necesitarás enterrar las piedras. Recuerda que muchas veces necesitarás enterrar las piedras. Además, el tipo de onda que haga puede variar en profundidad. Por lo que la actividad de crear las ondas y el resultado final; siempre puede ser diferente, pero las opciones son menos si la capa de arena no es de 5 centímetros.
Una vez tienes tu contenedor cuadrado o rectangular, es hora de colocar la arena en él. Puedes utilizar arena o gravilla de la más fina, esa decisión te la dejamos a ti.
El siguiente paso es nivelar la arena. Para ello, deberás utilizar el reverso del rastrillo. Y este proceso lo harás cada vez que quieras borrar las ondas y comenzar de nuevo.
Aunque en un principio deberás aplicar presión con el rastrillo; cuando la mayoría del espacio este nivelado, ajusta los detalles deslizando el rastrillo utilizando su propio peso.
Coloca las piedras. Entiérralas para hacerlas lucir más pequeñas si es necesario. Recuerda que debes formar siempre un triángulo. También puedes utilizar más de tres rocas y apilar varias en tres grupos distintos.
Después de todo, no deberías mover nunca la caja o bandeja; simplemente la arena y utilizando solo el rastrillo.
Materiales Alternativos
Sal en lugar de arena
En lugar de utilizar arena o gravilla, puedes simplemente comprar sal marina en tu supermercado preferido y utilizarla para crear la base. La sal marina le dará una apariencia inmaculadamente blanca a tu jardín y; gracias a sus granos gruesos, podrá apreciarse de una manera distinta las ondas creadas por el rastrillo.
Conos de incienso
Algunos conos de incienso tienen la particularidad de poseer un agujero inferior por el cual canalizan el humo. Este humo “espeso” puede redirigirse utilizando canales realmente profundos en tu jardín zen. Con este truco; podrás crear un efecto de “neblina” o de “agua” en todo tu jardín miniatura.
Esencia líquida
Unas gotas de esencia líquida también son una gran opción; en especial cuando no toleras muy bien el humo del incienso. Coloca parte de la arena o piedras (no funciona bien con la sal); luego vierte algo de esencia y, a continuación; el resto de la arena.
De esa forma, cuando remuevas con el rastrillo la arena para dibujar las ondas; el aroma de la esencia fluirá y te ayudará a relajarte.
Plantas, figuras y velas
Aunque solo necesitas tres elementos claves, nada impide que agregues otros accesorios decorativos. En especial si en tu casa tienes un genkan; una figura de Buda o una planta al lado de tu jardín quedarán perfectos.
El jardín zen en miniatura no tiene por qué ser algo privado ni por qué estar oculto; puedes utilizarlo como un elemento decorativo colocándolo en la entrada. También es un gran centro de mesa. Eso sí, las velas altas no se llevan bien estéticamente con el jardín zen miniatura; deberás conseguir velas de las más enanas.
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