No somos lo que creemos ser, es más, somos mucho más de lo que alguna vez imaginamos...
Somos ángeles y demonios...
Somos luz y oscuridad...
Somos energía en constante movimiento,
que sube y que baja, que viene y que va.
Vibramos según nuestro estado de conciencia y nuestro nivel emocional, y atraemos hacia nosotros todo aquello que vibre igual...
Estamos estrechamente ligados al vaivén del péndulo, a la rueda que gira, a la gran espiral, y a su vez, estamos conectados con todos los demás.
Todo lo que llega a nosotros, llega por correspondencia, nada está librado al azar, no hay complot de ningún tipo, cada uno recibe lo que dá...
Cada acto, cada pensamiento, impacta directamente en nuestro entorno seamos o no consientes de eso, cada experiencia vivida nos deja una enseñanza, cuando logramos aprenderla avanzamos, y cuando nos negamos a aprender todo vuelve a empezar.
Hay determinadas situaciones que no dependen 100% de nosotros, situaciones, que no podemos evitar, pero siempre podemos elegir la forma en la que nos afecten, siempre, podemos transmutar...
Dejar caer el velo que nos cubre es el paso más importante de nuestras vidas y a su vez el más difícil de dar, cuesta porque debemos desprendernos de todo lo conocido, y animarnos a cruzar el umbral...
Duele quitarse la venda, aceptar nuestra verdad.
Somos cuerpo, alma y espíritu, pero nos olvidamos de lo que realmente somos y nos dejamos llevar por el plano terrenal.
Nos volvemos presas de nuestras emociones y dejamos todo a merced de nuestros bajos instintos, entonces, el alma sufre, el cuerpo enferma, y nos alejamos de nuestro espíritu.
Nos negamos a nosotros mismos y vacíos por dentro nos buscamos dónde nunca nos vamos a encontrar...
El universo siempre nos envía señales para que nos demos cuenta de lo que ocurre, para que dejemos de mirar hacia los costados, para que prestemos atención a lo que hacemos, pero nos negamos a ver y nos sumergimos en nuestro propio caos.
Lo que llevamos adentro se manifiesta en el afuera, en quienes nos rodean y en las experiencias que nos toca vivenciar, por ese motivo cuando cambiamos por dentro, esos cambios se manifiestan en nuestra realidad.
Todo esta conectado, nada pasa por casualidad.
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