El ajo se empleaba en un antiguo hechizo para protegerse de la hepatitis; y consistía en llevar trece dientes de ajo al final de un cordón colgado del cuello durante trece días; el último día, hacia la medianoche, camina hasta llegar a la intersección de dos calles, quítate el collar, tíralo detrás de tí y corra hasta su casa sin mirar hacia atrás.
Los marineros lo llevan mientras se hallan a bordo del barco para protegerse de los naufragios; y los soldados lo llevaban en la Edad Media para defenderse y en la antigua Roma, los soldados lo comían para que les diera valor.
Se pone en la casa para evitar la intrusión del mal, para mantener alejados a los ladrones, y se cuelga de la puerta para repeler a las personas envidiosas.
El ajo protege especialmente las casas nuevas.
Si se lleva consigo, el ajo protege del mal tiempo (la gente que vive en la montaña suele hacerlo) y de los monstruos; también defiende de los golpes del enemigo.
Cuando merodean los malos espíritus, muerde un ajo y ahuyentalos, o esparza ajo en polvo por el suelo. Se utiliza como protección contra la mala energía (hogar o personal).
El ajo también se pone bajo las almohadas de los niños para protegerlos mientras duermen, y las novias, en tiempos, llevaban un diente de ajo en el bolsillo para que les diera suerte y mantuviese alejado el mal de ellas y de su día de boda.
Si se frota sobre las cacerolas y sartenes antes de cocinar en ellas, el ajo elimina las vibraciones negativas que, de otro modo, podrían contaminar los alimentos.
Si se come, actúa como inductor del deseo sexual.
Y cuando un magneto o piedra de imán natural se frota con ajo, pierde sus poderes mágicos.
En la España meridional, existe la creencia de que hay que sembrar los ajos diciendo maldiciones o lanzando imprecaciones.
En Andalucía, cada diente de ajo que se siembra debe ir acompañado de un insulto y entre los campesinos castellanos, la siembra de éste debe hacerse en fase creciente de la Luna, porque la menguante hace que los ajos se salgan de la tierra.
El ajo se emplea comúnmente como amuleto contra el mal de ojo; para esto, se toman siete ajos, se ensartan en un cordel de cáñamo y se llevan suspendidos del cuello durante siete sábados; con ello se queda libre de hechizos para toda la vida.
Los sacerdotes de Babilonia hacían brebajes para alejar a los malos espíritus y en el antiguo Egipto, el ajo estaba considerado un potente tónico que protegía de enfermedades.
Ajo: aleja espíritus sin luz y limpia ambiente cargado. Quemar hojas es buenísimo, aleja también mal de ojo hacia el dinero.Quema cáscaras de ajo los viernes para atraer el dinero.
Ritual con el ajo para que el dinero no falte:
Hacer una trenza o corona con un listón rojo y nueve ajos que serán anudados y luego colocados detrás de la puerta principal de un negocio o casa. En el centro de dicha corona que hemos hecho, debe ser pegada una imagen de San Martín Caballero.
El ajo, ayuda a prevenir y curar todas las enfermedades de las vías respiratorias
Se utiliza para eliminar parásitos y en estos casos el jugo del ajo es uno de los mejores remedios, y aún en las especies difíciles de expulsar, se obtienen resultados sorprendentes.
Ayuda a quienes padecen de ácido úrico y actúa como protector en la calcificación de las arterias.
Previene la hipertensión y la mala circulación, ya que tiene una acción hipotensora.
Es estimulante, diurético y expectorante. El ajo ayuda a eliminar los viejos residuos que van quedando en el organismo, sus enzimas favorecen una buena síntesis de los ácidos grasos, ayudando a bajar el colesterol malo o LDL.
Tiene un alto contenido de fósforo y de azufre, por eso se destaca como un sedante especial para los nervios.
Aconsejan comerlo crudo ya que cocido pierde más del 90% de su efectividad.
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