Erase una vez un carpintero que tuvo una vida feliz: una esposa amorosa, dos hijos maravillosos y un trabajo que dio sus frutos. En un momento dado, el negocio comenzó a ir mal y parecía que cada vez menos personas necesitaban sus servicios. Un amigo le aconsejó que vaya con un viejo sabio que vive en el corazón del bosque.A la mañana siguiente, el carpintero va en busca del sabio y, después de muchas horas de caminata, finalmente llega a la casa del anciano.
Se le recibe con afecto, el sabio le ofrece té y el carpintero le cuenta sus problemas. Después de unos minutos de silencio, el viejo sabio le pide al carpintero que lo siga a su jardín trasero, el cual ha cultivado con gran cuidado a lo largo de los años.
Tengo que contarte una historia le dice el sabio ¿ves ese helecho y ese bambú en el medio del jardín?
El carpintero asiente. Los planté hace muchos años, el mismo día, y les di el mismo cuidado. Pero sus respuestas no fueron comparables.
El helecho se volvió inmediatamente fuerte y exuberante, mientras que no había rastro de bambú. Pasaron los años y continué tratando las plantas de la misma manera. Después de cinco años apareció un pequeño brote de bambú. En unos pocos meses, La planta creció más alta y más fuerte que el helecho en muy poco tiempo.
¿Por qué crees? pregunta el anciano al carpintero que no sabía qué responder. Te lo digo: porque durante todos esos años el bambú estaba echando raíces. De hecho, sabía que lo necesitaba para el camino que tenía que tomar y se tomó todo el tiempo necesario para volverse grande y fuerte.
Hay momentos en que somos como el helecho: inmediatamente alcanzamos lo que queremos. Otras veces somos como el bambú: nos estamos preparando para tiempos mejores.
Ahora eres como el bambú, pero lo que estás pasando no es inútil: estás alentando un futuro aún mejor.
El carpintero entendió y agradeció al anciano sabio que, antes de despedirlo, le recordó una verdad profunda:
Nada es casual en la vida: la felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. El dolor te mantiene humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante.
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