viernes, 30 de agosto de 2019

El arte de vivir implica saber cuándo aferrarse y cuándo dejar ir.

Desprenderse de alguien a quien queremos puede ser muy difícil, podemos colocarnos todas las excusas posibles, con tal de permanecer cerca, podemos justificar acciones y omisiones, podemos hacernos los sordos, pero más temprano que tarde tendremos que afrontar la realidad.


Cuando no le importamos a alguien, no tiene mucho sentido invertir nuestros recursos en esa persona. 

Aunque muchas de nuestras acciones puedan estar ejecutadas sin esperar algo a cambio y nos puede brindar satisfacción el colaborar con alguien, solo por el sentimiento presente en nuestro ser, esto debe ser válido siempre y cuando no nos afecte negativamente, mientras estemos conformes y no tengamos ningún tipo de expectativas asociadas a ese afecto.

Este tipo de amor desinteresado es poco frecuente, por lo general damos en donde podemos recibir algo similar a cambio, donde podemos sentirnos en equilibrio, retribuidos, donde para ambas partes sea placentero dar.

Cuando no le importamos a alguien, debemos sincerarnos, debemos entender que para esa persona les resulta, en el mejor de los casos, indiferente nuestra simple presencia, porque puede representar incluso una molestia. No podemos obligar a nadie a que nos considere, a que nos aprecie, a que le importemos. Todo esto nace y se cultiva por voluntad propia y con disposición.

Por fuerte que resulte, debemos abrir nuestros ojos y alejarnos de lo que no nos hace bien y por lo general el no ser retribuidos, en lo que a nuestros sentimientos se refiere, puede hacernos mucho daño, nuestra autoestima puede venirse abajo, podemos sentir que no somos merecedores del afecto que queremos recibir, inclusive pensar que no contamos con los recursos necesarios para ganarnos la atención de quien queremos forme parte de nuestras vidas.

Algunas personas piensan que aferrarse a las cosas les hace más fuertes, pero a veces se necesita más fuerza para soltar que para retener. – Hermann Hesse

Si apartamos el drama y miramos objetivamente, nos daremos cuenta de que la diversidad de la vida nos da el privilegio de escoger, de equivocarnos, de descartar y volver a escoger, para todos hay, y esto no aplica exclusivamente a nosotros, sino a todos, es decir, nosotros también formaremos parte del abanico de opciones de alguien más, donde podrán apostar por nosotros o no, podrán darnos cabida en sus vidas o no.

Así que seamos prácticos, aprendamos a desprendernos de las personas a las que no le importamos, practiquemos el bien desde cualquier rol, preservado en todo momento nuestra integridad y bienestar emocional.

Cuando decidimos soltar lo que no nos hace bien, nos colocamos en una posición de disponibilidad de recibir lo que realmente merecemos.

Cuando le das libertad a los demás, cuando los dejas ir, recuperas tu libertad. – Aleksandra Ninkovic


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