Querido tú,
A lo mejor me conoces porque muchas veces ella me nombró en sus pláticas, por eso hoy me tomé el atrevimiento de ser yo quien relata esta carta.
Por varias noches la vi hablándole de ti al viento, ya que en ocasiones yo me cansaba de escucharla, discutimos todo el tiempo por quien tenía la razón, ella quería rendirse y yo la animaba a continuar, al final yo siempre salía triunfador.
He sido su mejor amigo y confidente, aquél que le dio todos aquellos consejos que ella puso en práctica contigo, ser atenta aunque no te dieras cuenta, escucharte cuando lo necesitaras, alegrarte después de que tuvieras un día gris, que al final todo eso valdría la pena.
Hubieron días en qué ella todo lo quiso olvidar, pero luego yo le hice recordar todo aquello que hiciste para que se enamorará de ti y de nuevo sonreía, tendrías que haberla visto se veía tan hermosa, tan radiante, y volvían sus ganas de seguir luchando por ti.
Pero hoy no seré amable contigo, has sido un completo idiota incapaz de ver todo aquello que sigue haciendo por ti, pero lo estás dañando todo, estás perdiendo a una mujer que quizá jamás vuelvas a encontrar, si tan solo pudieras amarla como yo la amo, todo sería diferente, tú puedes hacerla feliz y solo te detienes, eres un cobarde y lo sabes, huyes de su amor no sabiendo qué quizá ella sea la única que calme tus tormentas, que tolere tus días amargos y los llene de colores, ella puede ser la única capaz de hacer de ti, tú mejor versión.
Hoy te pido que no la dejes ir, que no me hagas quedar mal a mi, cuando muchas veces le grite que fuera en busca de ti, que no dejara de amarte y que al final el amor siempre triunfa, no esperes arrepentirte, porque dentro de un tiempo cuando te encuentres sentado en tú cama sonriendo por todo lo bueno que te pasa, la recordarás y lágrimas rodarán por tus mejillas y te darás cuenta que dejarla partir fue tú mayor error.
Att: Su Corazón.
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